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“O, o, o, o, o”

Último suspiro de Hamlet según el texto de 1623.

¿En qué onda se transmite la palabra que te introduce sin reservas en la resonancia y a cuya escucha se abre e inflama el oído como si estuviera comprometido definitivamente en acompañar el canto de un himno en el que resuenan sus esperanzas más tempranas y últimas?

Esferas I. Sloterdijk

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Introito

La membrana del tímpano no es perpendicular a su conducto sino que está tendida oblicuamente. La razón de esta inclinación es aumentar la superficie de impacto y la capacidad de vibración de esta pantalla delgada y transparente. Tener buen oído significa gozar de una inclinación significativa. Cuanto más, mejor. Tener buen oído para la filosofía significa, en Derrida, posicionar el logos desde una perspectiva timpánica. El logos da paso al lôxos -etimológicamente “oblicuo” como el tímpano del zorzal: “Hacer trabajar el lôxos en el logos, es evitar la contestación frontal y simétrica” . Hacer filosofía a martillazos es hacer filosofía timpánica, capaz, por su oblicuidad, de abordar los márgenes y lo otro filosófico.

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